domingo, 25 de octubre de 2009

Claro, uno no está acostumbrado a los problemas grandes de la vida, los que realmente dejan el mundo de cabeza, entonces cuando los tiene, no sabe para donde arrancar, a quien recurrir ni que decir. Las palabras se atascan o salen a mil por hora.
Y hoy, no sé que decir ni a quien recurrir, quizá no quiera recurrir a nadie porque hablar me hace peor pero a la vez hablar me ayuda a desahogarme y es la única forma de llorar. No puedo llorar, es raro ¿no?.
¿Por qué a ella le tiene que pasar? La persona más maravillosa que conocí en mi vida. No hay dos como ella y siento que no hay vida.. sin ella. Me siento vacía.
Y sumado a esto; ¿Por qué si no te necesitaba, ahora te necesito? ¿Por qué extraño algo que no tengo que extrañar? ¿Por qué todo está dado vuelta en mi vida? No estoy acostumbrada a esto y no sé como salir, más bien sé... que salir no voy a poder.
Como siempre, preguntas sin respuestas y problemas sin soluciones cercanas. Hoy más que nunca 'nunca es justa la felicidad' pero hoy es un menos cien.

sábado, 3 de octubre de 2009

Saber cuando parar.

No sé cuantas cosas se pueden encontrar
en el ojo izquierdo de una persona, pero
que en tus labios yo pude encontrar
amor sin fin, y me hizo enloquecer.

No sé cuantas rosas te habrán regalado ya,
pero tengo todavía la esperanza de saber
que de todas esas rosas que te dieron
ninguna fue de papel.
Y te condena mi celoso corazón
cuando le contás tu historia,
nunca conocio la gloria
en cuestiones del amor.
Y sé que nunca se me va a olvidar tu voz
aunque pierda la memoria,

con acercarse a la victoria
se conforma un perdedor.
Y te tendré que dejar escapar,
sé que lo voy a lamentar,
pero te digo, amor,
hay que saber cuando parar.
No te pongas triste, corazón,
que el sol no va a brillar,
quedate tranquila que va a haber
tiempo para bailar.
No sé cuantos ángeles te quieren ayudar
pero tengo la esperanza que ninguno va a poder
desnudarte, no de cuerpo sino de alma,
disfrutar ese placer.
Y la verdad no sé bien a qué tengo miedo,
nunca fui mucho de apostar,
una corazonada me dice
que es hora de pagar.
Y lo peor es que estos días ando seco,
no tengo un peso para dar,
las lágrimas quiero guardarlas
para mi juicio final.
Y cuando tu cigarro se consuma sin parar
siempre mi voz vas a escuchar,
y ahí te vas a decir
que hay que saber cuando parar.
No te pongas triste, corazón...